

Aunque la historia que conocemos está protagonizada por personajes masculinos, es un hecho que la Revolución Mexicana no habría tenido éxito sin la participación de las mujeres. ¿Qué sabemos de su obra y participación en este evento tan importante de nuestra historia?
Seguramente alguna vez habrás escuchado el popular corrido de “La Adelita”, quizá hasta te tocó bailarlo en algún festival de la escuela; como recordarás, en el corrido se hace referencia a una bonita y valiente mujer enamorada del sargento, y esa es la idea más común que tenemos sobre la participación de las mujeres en la revolución. También podemos imaginarlas cocinando y alimentando a los soldados, tal como las presentan en las películas, pero su verdadero papel fue más mucho más importante.
Intervención de las mujeres dentro del campo militar
Se sabe que cuando se quedaba sin hombres el campo de batalla, voluntariamente o voluntariamente a fuerzas, las mujeres y los niños tenían pelear; pero no solo eran carne de cañón, también hubo mujeres al frente de grandes ejércitos a quienes se les asignaba el cargo de generalas o soldaderas; dentro de este rango sobresalieron Carmen Vélez, alias La Generala, y Carmen Amelia Robles Ávila, destacadas en la conducción militar de tropas en enfrentamientos armados.
A finales de mayo de 1911 por ejemplo, La Generala comandó una tropa con más de 300 hombres en los estados de Hidalgo y Tlaxcala. Carmen Amelia Robles Ávila luchó en contra de los huertistas y se destacó en el manejo de armas y dominio del caballo, y aunque nunca ocultó que había nacido como mujer, se vistió de hombre al entrar al ejército de Emiliano Zapata, donde alcanzó el grado de coronel. Robles, fue uno de los primeros casos conocidos y documentados en México de una mujer que, desde muy joven, eligió una vida como varón. Y aunque se enfrentó a los prejuicios de su época, fue reconocido como hombre. En 1970, se le otorgó la condecoración como veterano de la Revolución Mexicana y Legionario de Honor del Ejército Mexicano y, en 1973, recibió la medalla al Mérito Revolucionario. Amelio Robles es considerado la primera persona transgénero en México, cuyo cambio de identidad fue reconocido institucionalmente.
Las mujeres también fueron encargadas de recoger cartuchos y pasar armas, las limpiaban y pulían e incluso las recuperaban de entre los muertos.
También hubo mujeres que apoyaron al movimiento con la compra y entrega de armas para los revolucionarios. Áurea San Martín, además de participar como agente confidencial y contacto entre los principales caudillos y jefes del movimiento revolucionario, se encargó de distribuir armas entre los simpatizantes de la causa maderista, por lo que un día de noviembre de 1910, tras entregar un paquete con dinamita, fue encarcelada.
Periodistas
El periodismo femenino fue primordial antes, durante y después del conflicto bélico, ya que a través de la prensa se divulgaron los abusos e injusticias del gobierno y se informó sobre el movimiento armado. La prensa escrita por mujeres, además sirvió para dar visibilidad y reconocimiento a los derechos de la mujer. Pero no creas que las mujeres solo se desenvolvieron como escritoras, también fueron fundadoras y directoras de periódicos.
Elisa Acuña y Rossetti, escribió en el Excélsior y El Duende de Veracruz en contra del régimen de Porfirio Díaz. Por su parte, Juana Belén Gutiérrez defendió a los mineros y combatió la dictadura de Díaz en la revista Vespa. Guadalupe Rojo Muda de Alvarado dirigió Juan Panadero, el periódico fundado por su esposo en Jalisco y publicado más tarde también en la ciudad de México. Emilia Enríquez de Rivera, en El Hogar, y Julia Sánchez, en El Látigo Justiciero, escribieron feroces críticas al gobierno por propiciar que el poder estuviera solo en manos de unas cuantas personas de las clases sociales más altas.
Precursoras de los derechos civiles y políticos en la Constitución de 1917
Dentro del grupo de mujeres que desde la tribuna pública y los periódicos apoyaron la causa revolucionaria y la lucha por el reconocimiento de la igualdad de derechos para las mujeres destaca Dolores Jiménez y Muro, ella fundó el Club Femenil Antirreleccionista Hijas de Cuauhtémoc, formó parte del grupo Socialismo Mexicano y del Partido Liberal Mexicano, además de escribir consignas en contra del gobierno de Porfirio Díaz en el diario El Hogar.
Dentro de la lista de precursoras están también Margarita Neri, Carmen Alanís, Rosa Bobadilla y Andrea Villareal entre muchas otras que impulsaron que se estableciera en la Constitución de 1917 la personalidad jurídica para que las mujeres pudieran realizar contratos de orden civil, asumir la patria potestad de sus hijos en materia familiar, el derecho a la educación laica, gratuita y obligatoria, así como el acceso a derechos laborales.
Enfermeras
Como ya te habrás dado cuenta, las tareas de la mujer en la Revolución Mexicana no se limitaron a aspectos domésticos y militares; también fueron muy útiles como telegrafistas, empleadas de oficina, reporteras, editoras de periódicos, maestras y, cómo olvidar a aquellas que, incluso poniendo en riesgo su propia vida, brindaron atención y cuidados a los enfermos y heridos.
En los campos de batalla hubo enfermeras de todo tipo, desde las que tenían solamente buena voluntad y conocimientos de herbolaria, hasta las profesionales que se habían preparado en la primera escuela de enfermería o trabajado en hospitales. Desgraciadamente la mayoría de ellas seguirán siendo heroínas anónimas, pero de algunas conocemos sus nombres ya que por su humanismo, dedicación y solidaridad sobresalieron e impulsaron la enfermería contemporánea.
Leonor Villegas de Magnón, pionera de la Cruz Blanca Constitucionalista, además de prestar sus servicios como enfermera, luchó por el reconocimiento y la dignificación de la mujer de su época. Ayudada por las señoritas Jovita y Elvira Idar, María Alegría, Araceli García, Rosa Chávez, Antonia S. de la Garza y Refugio Garza Góngora, tomó la dirección de una ambulancia médica para dar auxilio a los heridos de ambas fracciones durante la lucha y los sangrientos sucesos ocurridos en Nuevo Laredo.
Elena Arizmendi, a quien a pesar de que se le negó inscribirse como enfermera en la Cruz Roja Mexicana, tuvo la iniciativa de formar una sociedad de ayuda médica con el apoyo de un grupo de médicos del Hospital General de México y organizó la primera salida de una brigada médica en auxilio de los heridos en campaña, naciendo así, la Cruz Blanca Neutral.
Refugio Esteves Reyes fue la primera enfermera que adiestró a mujeres revolucionarias formando cuadrillas de primeros auxilios para atender a los heridos en el campo de batalla.