IlustraT - Revolución Mexicana


9. Francisco Villa

Francisco Villa

Siempre que se habla de Pancho Villa parece haber varias versiones del mismo hombre, por un lado se le conoce como al bandolero que supo ganarse a la gente por su carisma y por robar a los ricos para ayudar a los más pobres, un militar que fue respetado gracias a sus habilidades para la guerra y a sus triunfos revolucionarios, pero también se le ha juzgado por haber sido un hombre violento y mujeriego. Francisco Villa fue todo un personaje que no iba a ser desperdiciado por la industria cinematográfica.

Conocido como el Centauro del Norte, su verdadero nombre era Doroteo Arango. Nació en San Juan del Río, Durango, en 1878. Al fallecer sus padres se hizo cargo del resto de su familia, pero al carecer de formación escolar, tuvo que trabajar como leñador y labrador en la misma hacienda que había trabajado su padre, de ahí tuvo que huir a Chihuahua después de dispararle a uno de los hijos del hacendado, quien se dice, intentaba raptar a su hermana. Tras enemistarse con el hacendado, y siendo un simple peon en la época porfirina, estaba casi condenado al servicio forzoso en el ejército, pero Villa no quería estar al servicio del ejército del dictador, así que encontró en el bandidaje un recurso de supervivencia. En Chihuahua, Doroteo Arango se cambió de nombre y se ganó la vida como ladrón de ganado y como encargado del transporte de bienes para compañías extranjeras. Así comenzó su vida de forajido en la sierra, donde desarrolló sus habilidades para la guerra, aprendió a manejar armas y caballos, descubrió caminos y atajos que más tarde le ayudaron a destacarse como revolucionario.

Villa cumplía con todas las cualidades de un caudillo tradicional: era carismático, audaz y valiente, tomaba riesgos y no permitía el desperdicio de los recursos que se dedicaban al mantenimiento de las tropas. Madero llegó a considerarlo el más leal de sus hombres en Chihuahua. Entre 1910 y 1914 Villa llegó a controlar casi cien mil soldados, peleó campañas regulares y controló vastas regiones de la zona norte. De ser un peón casi analfabeta, pasó a ser un gran organizador de un ejército profesional, consiguió el apoyo popular a su movimiento y el de las élites de poder en Estados Unidos.

En 1910, al iniciar la Revolución Mexicana, se unió a las filas maderistas en contra el régimen de Porfirio Díaz. Abraham González formó el Ejército del Norte que comandarían Villa y Pascual Orozco. Éste fue uno de los ejércitos rebeldes que más problemas causaron al gobierno porfirista, participando activamente en la lucha contra el Ejército Federal hasta lograr su derrota, en la Batalla de Ciudad Juárez. Tras la victoria, Orozco y Villa tuvieron desacuerdos con Madero porque éste puso en libertad al general porfirista Navarro y nombró secretario de Guerra al exporfirista Venustiano Carranza. Villa desconfíaba del ejército y de la burocracia federal, e intuía que con el nuevo gobierno nada cambiará a favor de los pobres.

En la hacienda de Bustillo, tras los Tratados de Ciudad Juárez, Madero le otorga el grado de Coronel y Villa volvió a la vida civil como criador de ganado y carnicero.

Tras el asesinato de Madero, Villa como comandante de la División del norte prosiguió su lucha, ahora contra el usurpador Huerta. Se unió a las tropas del Ejército del sur con Zapata y al Ejército constitucionalistas de Venustiano Carranza, a pesar de que éste último no era muy de su gracia. La participación del ejercito del Norte fue nuevamente decisiva para la derrota del General Victoriano Huerta en 1914.

Después de tomar Zacatecas, Villa se dirigió hasta la Ciudad de México, donde junto a Emiliano Zapata entró triunfante el domingo 6 de diciembre de 1914. La Ciudad de México fue testigo de uno de los desfiles militares más grandes: 50 mil efectivos marcharon a caballo hacia Palacio Nacional. La entrada de Villa y Zapata a la capital del país fue pactada dos días antes en Xochimilco, donde los líderes se entrevistaron por primera vez. En el Palacio Nacional los recibió el presidente convencionalista Eulalio Gutiérrez. En el Salón Presidencial donde se encontraba la silla presidencial, símbolo del poder de Porfirio Diaz, ambos caudillos debatieron si debían o no sentarse en ella, finalmente lo hizo Villa.  Pero ambos revolucionarios sabían que su lucha no era por el poder, ellos deseaban brindar soluciones reales y palpables a su gente, como el reparto de las tierras. Villa idealizaba, y siempre soñó con establecer escuelas militares, dar educación a toda la población. Repartió bienes entre los más necesitados, eso, junto con su ferocidad y sangre fría le dieron gran fama. Ésta fue tal que empresas estadounidenses lo contrataron para realizar películas. Cuando se enteró que Estados Unidos había reconocido al gobierno de Carranza, en un arrebato de ira, atacó Columbus, Nuevo México, lo que hasta la fecha es la única invasión mexicana que ha sufrido Estados Unidos.

Este hecho marcó la ruptura entre Venustiano Carranza y Francisco Villa, lo cual dio inicio a la lucha de facciones que finalizó en 1915, con la derrota de Villa en las batallas de Celaya, en donde perdió su poder político y militar. Fue derrotado por Álvaro Obregón y poco después del asesinato de Venustiano Carranza, pactó una amnistía con el Presidente Interino Adolfo de la Huerta. Francisco Villa, cesó sus actividades revolucionarias y se retiró a Parral, Chihuahua. Al igual que Zapata, Villa fue asesinado en una emboscada el 20 de julio de 1923.



¿Sabías que "Pancho" Villa firmó un contrato en Hollywood para filmar sus batallas?

De este trato se hicieron dos películas: The Battle of Ojinaga  (La batalla de Ojinaga) y  The Life of General Villa (La vida del General Villa). Para saber más sobre este tema te recomendamos echarle un ojo al siguiente video que encontramos en YouTube: