2. El Porfiriato

Hacer un balance del gobierno de Porfirio Díaz no es tan sencillo como decir que fue un malvado dictador o un gran modernizador del país; así que digamos que el Porfiriato fue una época de contrastes: por un lado, gracias al fortalecimiento del gobierno y al apoyo del ejército, el país encontró la paz interna que tanto necesitaba tras casi setenta años de guerras civiles y extranjeras; y por otro, hubo tantas injusticias y represión que, después de treinta años de gobierno, el pueblo se vio obligado a levantarse en armas dando lugar a la Revolución Mexicana.
Para hablar de lo bueno, podemos decir que durante el gobierno de Díaz se dio un fuerte impulso a la educación pública, y aunque ésta seguía estando al alcance solo de unos cuantos, una cuarta parte de los mexicanos obtuvo un cierto nivel de alfabetización. Se crearon escuelas normales, se modernizaron las primarias, surgieron revistas y movimientos literarios, y se propusieron métodos pedagógicos europeos que impulsaron el progreso de la nación basándose en la educación pública y científica. Como representantes de este movimiento destacaron los llamados científicos, entre ellos Joaquín Baranda y Justo Sierra. Baranda influyó en la creación de la Dirección General de Educación Primaria y expidió la Ley de Educación en 1908, que establecía que la educación nacional debería ser integral, laica y gratuita. Justo Sierra, por su parte, refundó la Universidad Nacional de México que había estado cerrada durante buena parte del siglo XIX.
Durante su régimen, el Presidente Porfirio Díaz y su administración también modernizaron la economía y la industria de México. Empresas internacionales invirtieron en fábricas y explotaron las minas que se encontraban en el norte del País, mientras que en el centro y el sur, otras compañías metieron mano en las tierras de cultivo, haciéndolas más productivas gracias al uso de nuevas técnicas agrícolas y maquinaria moderna. A medida que el país progresaba, el sistema bancario registraba un aumento de capitales y México pudo pagar su deuda internacional, así como reconstruir su infraestructura.
La construcción de ferrocarriles fue una de las metas más importantes del gobierno, para 1910, México presumía más de 16,000 km de vías férreas, lo que facilitó el intercambio comercial y a su vez, incentivó los rubros de la industria, minería y agricultura.
Lo malo fue que el progresó económico y cultural solo les tocó a muy pocos. Las clases altas ganaban cada vez más mientras los pobres se hacían más pobres. La llegada de nuevas empresas a zonas rurales provocó que los granjeros y mineros locales se convirtieran en peones y que los pueblos indígenas fueran despojados de sus tierras, quedando éstas en manos de hacendados y compañías extranjeras. El gobierno de Díaz creó además una policía rural (conocida como Rurales) y desplegó tropas federales con el fin de vigilar y controlar a los campesinos de todo el país, lo que produjo el crecimiento de la injusticia y las desigualdades sociales.
En la mayor parte del país las empresas extranjeras invadieron todos los ámbitos laborales y de servicio, como la industria ferroviaria, la eléctrica, las telecomunicaciones, las fábricas de papel, telas, tabaco, zapatos, etc.; en éstas últimas, las jornadas de trabajo eran inhumanas, con una duración de más de catorce horas. Tanto los obreros como campesinos eran explotados y carecían los derechos más básicos.
Por si esto fuera poco, la tienda de raya acaparaba la poca paga de los obreros, pues se les obligaba a comprar, hasta endeudarse de por vida, todo lo que necesitaban en esos establecimientos que eran propiedad de los mismos patrones. Para colmo, quienes se atrevían a quejarse o criticar las políticas del gobierno eran encarcelados o asesinados. Se censuraban todas las voces de protesta, periódicos independientes como El Hijo del Ahuizote o El Demócrata, de los pocos que cuestionaban la dictadura porfirista, fueron silenciados.
Los Hermanos Flores Magón |
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![]() Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón asumieron como postura política la rebeldía ante el gobierno y como medio de combate la prensa. Siendo hombres educados, sostenían que el periodismo tenía la noble misión de ilustrar al pueblo, luchar por la justicia y combatir el mal. Jesús inició a sus hermanos en el periodismo de oposición y fundó el periódico Regeneración en agosto de 1900. Jesús era abogado y Ricardo había estudiado jurisprudencia, así que sabían perfectamente cómo denunciar la corrupción porfiriana, lo que les echó al régimen encima. Las críticas a Porfirio Díaz eran cada vez más duras, lo que ocasionó que los Flores Magón fueran encarcelados en varias ocasiones. Con su reclusión se dejó de publicar el periódico, aunque sólo temporalmente. Una vez libres, Ricardo y Enrique reanudaron su actividad periodística en El hijo del Ahuizote. Los hermanos, desalentados por la situación del país, salieron del país en 1904. Durante su exilio en Estados Unidos, Ricardo y Enrique volvieron a publicar, desde Texas, Regeneración, impulsando la formación del Partido Liberal Mexicano (PLM), que serviría como la plataforma desde la que surgieron las huelgas de Cananea y Río Blanco. Regeneración fue una piedra en el zapato del régimen porfirista, pero también para los gobiernos que le siguieron. Durante el gobierno de Francisco I. Madero también causó dolores de cabeza y por ello deseaban suprimirlo, ya que sus publicaciones mantenían en constante agitación a los mexicanos de la frontera. |
Conforme los años pasaban, Díaz se apoyaba cada vez más en el fraude político y en el ejército para mantenerse en el poder. El presidente prácticamente había eliminado las elecciones libres e impedido la formación de partidos políticos de oposición, por lo que los gobernadores y senadores se perpetuaban en sus puestos creando amplias redes de poder y corrupción. Pero esas condiciones no podían durar para siempre. Las demandas del sector obrero por la mejora de las condiciones laborales, la obtención de un salario digno y la regulación del trabajo infantil fueron creciendo. Reflejo de ello son las huelgas de Cananea, en 1906, y de Río Blanco, en 1907, y no obstante que el gobierno de Díaz reprimió con dureza estas manifestaciones, presagiaban lo que vendría después: el gran levantamiento armado de 1910.
¿El General Porfirio Díaz fue bueno, malo o todo lo contrarío?
Para entender mejor el porfiriato, descubre en los siguientes textos: ¿Quién fue Don Porfirio? ¿Cómo y por qué acabó su gobierno?